En Tultepec los jóvenes son en gran parte los que hacen de la fiesta de loa toros de fuego una explosión de adrenalina, caos y mucha acción. Pues ellos son los que se ofrecen en cuerpo y alma al elemento sagrado del fuego como parte de su ofrenda y su veneración al santo San Santiago. Desde pequeños ellos aprenden a perder el miedo al fuego y a las explosiones y llegada cierta edad se preparan para ofrendarse en el ritual en el que la pólvora, la pirotecnia y el fuego bañan sus cuerpos con el torso desnudo para quemarlos y a través de ello volverlo una ofrenda de sangre y fe.